lunes, abril 19, 2004
[Aprender a amar]
Juventudes quemadas en fuegos de artificio,
acusaciones iniciales de pornografía ante lo obsceno,
beber el jugo de la contradicción madura
extraído con el exprimidor de nuestras fantasías no resueltas.
Desubicamos todas las situaciones rompiendo los ritmos
sometidos a platos abundantes de esfuerzos indigeribles,
mecanos de formas turbadoras en variaciones que lo impregnan todo
dudar de la propia noción hasta alcanzar la perfección que dá la locura.
Defectos de lascividad irresponsable de pensamientos
que administran el reverso no censurable sirven para perdermos,
en los monumentos que habitan hasta la llegada de la luz
reflejada en móviles que suenan con el viento de los jadeos.
Sofisticaciones no marginales que aprietan la fuerza sumada,
al verme en tus ojos y oler el sentido reflexivo
del desnudo sin coartada iconográfica,
nos entregamos hasta abandonar las pobrezas estériles que albergamos.
Leyes inherentes a las condiciones compartidas
donde habitan los sueños no imaginarios
que tomamos prestados de nosotros mismos para componer la fragancia,
y no devolverla ni al planeta vacío ni al tiempo perdido.
Diversidad de vocabularios al vernos envueltos
por la ligazón interna de los acontecimientos que suceden,
arrojando el desencanto nos sumimos en la confusión
de las situaciones armónicas de palabras que gritan amor.
Las teorías vitales que inventamos experimentan el momento
y olvidan la evaluaciones para abrirnos a lo grande,
se suceden la no catalogación y la no diferenciación, ¡no huir!
continuamos la guerra de la dulce transgresión.
Moléculas microscópicas confundidas en el paisaje húmedo y boscoso
acompañan la aceptación de los usos de la imaginación,
en consideraciones que construyen y conforman
el delirio de fortunas en nuestros cuerpos enlazados.
Sin salir del mundo que se fragua a nuestro alrededor,
exaltación de la fugitiva y del cautivo, puertas abiertas al deseo,
transferencias de coartadas para encontarnos
preceden al conjunto de las tendencias a ilimitar el tiempo.
De las líneas paralelas que se cruzan en nosotros
producimos este arte contemporáneo de consumo solo para dos,
me embelesas, me mejoras, me haces soñar;
¡Paula! déjame aprender a amar, a amarte a tí.
Juventudes quemadas en fuegos de artificio,
acusaciones iniciales de pornografía ante lo obsceno,
beber el jugo de la contradicción madura
extraído con el exprimidor de nuestras fantasías no resueltas.
Desubicamos todas las situaciones rompiendo los ritmos
sometidos a platos abundantes de esfuerzos indigeribles,
mecanos de formas turbadoras en variaciones que lo impregnan todo
dudar de la propia noción hasta alcanzar la perfección que dá la locura.
Defectos de lascividad irresponsable de pensamientos
que administran el reverso no censurable sirven para perdermos,
en los monumentos que habitan hasta la llegada de la luz
reflejada en móviles que suenan con el viento de los jadeos.
Sofisticaciones no marginales que aprietan la fuerza sumada,
al verme en tus ojos y oler el sentido reflexivo
del desnudo sin coartada iconográfica,
nos entregamos hasta abandonar las pobrezas estériles que albergamos.
Leyes inherentes a las condiciones compartidas
donde habitan los sueños no imaginarios
que tomamos prestados de nosotros mismos para componer la fragancia,
y no devolverla ni al planeta vacío ni al tiempo perdido.
Diversidad de vocabularios al vernos envueltos
por la ligazón interna de los acontecimientos que suceden,
arrojando el desencanto nos sumimos en la confusión
de las situaciones armónicas de palabras que gritan amor.
Las teorías vitales que inventamos experimentan el momento
y olvidan la evaluaciones para abrirnos a lo grande,
se suceden la no catalogación y la no diferenciación, ¡no huir!
continuamos la guerra de la dulce transgresión.
Moléculas microscópicas confundidas en el paisaje húmedo y boscoso
acompañan la aceptación de los usos de la imaginación,
en consideraciones que construyen y conforman
el delirio de fortunas en nuestros cuerpos enlazados.
Sin salir del mundo que se fragua a nuestro alrededor,
exaltación de la fugitiva y del cautivo, puertas abiertas al deseo,
transferencias de coartadas para encontarnos
preceden al conjunto de las tendencias a ilimitar el tiempo.
De las líneas paralelas que se cruzan en nosotros
producimos este arte contemporáneo de consumo solo para dos,
me embelesas, me mejoras, me haces soñar;
¡Paula! déjame aprender a amar, a amarte a tí.
